EL MONSTRUO DEL OLVIDO HABITA HOSTIL EN ALFA CASIOPEA
Y el tiempo juega a cubrirnos de estas noches sin resplandor de estrellas ni luz de luna
En tardes de verano, un hombre de ojos tristes ya no compra un eighteen pack ni tiene sexo sobre una cama de sábanas fucsias
El hombre de ojos tristes ahora podrá trepar todo el cielo al borde de la pérdida y seguir su ruta
Con el frescor de la noche lloverán meteoritos y la fuga de estrellas quizás le traiga a casa desde más allá de Orión
Pero hostil en la penumbra el tiempo no recuerda que un hombre de ojos tristes ya no compra un eighteen pack ni tiene sexo sobre una cama de sábanas fucsias
Quizás los ojos del hombre trepen sin nave hasta el cielo del norte y sigan su ruta
Quizás en el frescor de la noche la fuerza acompañe a su rendida espada de luz
Y quizás del cielo estrellado lluevan meteoritos que acerquen a casa su fugaz sonrisa
Entramos en el avión. Es una nave regional muy estrecha con sólo tres asientos por fila. Después de abrocharme el cinturón, le echo un vistazo al pasajero del pasillo de la izquierda. De un solo vistazo, veo su pasaporte, una revista de música y un libro grueso de tapa dura, y probablemente ya conozco los tres componentes más importantes de su vida. Me siento cómodamente incómoda. El Gran Hemano nos vigila. Mi compañero de viaje es italiano, toca el bajo eléctrico y adora a Nietzsche. Despegamos. Con la confianza que me concede la corta distancia forzosa, le pregunto: «Perdón, ¿de dónde eres?» Mi compañero de viaje confirma que es de Italia y estudia música. No le pregunto sobre Nietzsche. El avión tiembla. Nerviosamente, tomo una revista de cortesía para calmar mi vértigo. Han escrito en ella por todos lados. Firmado por Holly. Hay listas de objetivos a largo plazo en cada página. Bastante ambiciosos, pienso. De nuevo, la cómodamente incómoda idea de la sociedad del Gran Hermano cruza mi cabeza. Un niño del asiento de alante me está sacando la lengua, pese a las protestas de su madre: «Eso no es agradable, Anthony». ¿Un pequeño monstruo? Puede que nunca llegue a comprender la intensa belleza de la privacidad.
We enter the plane. It´s a very narrow regional ship with only three seats per row. I fasten my seatbelt, and take a glance at the aisle passenger to my left. In a single look, I can see his passport, a music magazine, and a thick hardcover book (so I probably already know the three most important components on his life. ) I feel comfortably uncomfortable. Big Brother is watching us. My journey´s partner is Italian, plays bass guitar and adores Nietzsche. We take off. With the confidence that the forced short distance gives me, I ask: ‘Pardon me, where are you from?’ My journey’s partner confirms that he’s from Italy and studies music. I don’t ask about Nietzsche. The plane is shaking. Nervously, I grab a complimentary magazine to calm my vertigo. It’s been written all over. Signed by Holly. His long-term goals listed on every page. Pretty ambitious, I think. Again the comfortably uncomfortable idea of the big brother society crosses my mind. A child in the front seat is sticking his tongue out, despite his mother’s complaints: ‘That’s not nice, Anthony.’ A small little monster? He might never understand the intense beauty of privacy.
Entriamo nell’aereo. È una nave regionale molto stretta con solo tre posti per fila. Allaccio la cintura di sicurezza e do un’occhiata al passeggero nel corridoio alla mia sinistra. In una sola occhiata, posso vedere il suo passaporto, una rivista musicale e un grosso libro con copertina rigida (quindi probabilmente conosco già le tre componenti più importanti della sua vita). Mi sento comodamente a disagio. Il Fratello Maggiore ci sta guardando. Il mio compagno di viaggio è italiano, suona il basso elettrico e adora Nietzsche. Decolliamo. Con la sicurezza che mi dà la breve distanza forzata, gli chiedo: «Scusa, di dove vieni?» Il mio compagno di viaggio conferma che è italiano e studia musica. Non gli chiedo di Nietzsche. L’aereo trema. Nervosamente, prendo una rivista gratuita per calmare la mia vertigine. È stata scritta dappertutta. Firmata da Holly. I suoi obiettivi a lungo termine elencati in ogni pagina. Piuttosto ambiziosi, credo. Di nuovo, mi viene in mente l’idea comodamente scomoda della società del grande fratello. Un bambino sul sedile anteriore tira fuori la sua lingua, nonostante le lamentele della madre: «Quello non è carino, Anthony». Un piccolo mostro? Lui potrebbe non capire mai l’intensa bellezza nella privacy.
Me siento junto a Sean Connery, Lana Turner, Burt Lancaster y María Félix. Música clásica mece suavemente la mañana. Es lunes de Pascua en Almuñécar. Andrea, siempre en la barra, nos prepara un capuchino y un café americano, y nos ofrece una cookie de chocolate. Grazie mille. Tan auténtico que mi taza sabe a Italia y a cine clásico. Cierro los ojos y casi puedo oír a los gondoleros flotando a la deriva sobre agua bajo la mesa. Hay un murmullo de palabras provenientes de Florencia, Viena, Nueva York, Sevilla y México. Un crisol de bebedores de café se eleva en el alma. Lejos de fronteras políticas, abrazamos este momento de aldea global.
Fotografías de Galileo Contreras Alcázar
By Mar Martínez Leonard
Andrea’s Café
I sit with Sean Connery, Lana Turner, Burt Lancaster and María Félix. Musica classica softly rocks the morning. It is Easter Monday in Almuñécar. Andrea, always at the bar, prepares us a cappuccino and an americano, and offers a chocolate cookie. Grazie mille. So authentic, my cup tastes of Italy and of classic cinema. I close my eyes and I can almost hear the gondoliers gently drifting on fresh water under the table. There’s a murmur of words coming from Firenze, Vienna, New York, Seville and Mexico. A melting pot of coffee drinkers rises in the soul. Far away from political borders, we embrace this global village moment.
Photos by Galileo Contreras Alcázar
Di Mar Martinez Leonard
Il Caffè di Andrea
Mi siedo con Sean Connery, Lana Turner, Burt Lancaster e María Félix. Musica classica culla dolcemente la mattina. È lunedì di Pasqua ad Almuñécar. Andrea, sempre al bar, ci prepara un cappuccino e un caffè americano, e ci offre un biscotto al cioccolato. Grazie mille. Così autentico che la mia tazza sa di Italia e di cinema classico. Chiudo gli occhi e riesco quasi a sentire i gondolieri che scivolano sull’acqua sotto il tavolo. C’è un mormorio di parole provenienti da Firenze, Vienna, New York, Siviglia e Messico. Un crogiolo di bevitori di caffè si alza nell’anima. Lontano dai confini politici, abbracciamo questo momento di villaggio globale.
There really was no way we could have escaped. I remember our last moments together. Hand in hand we sat wondering why We had to die today. Then, slowly, I saw her melt away.
And I left her body then, on the sofa in the den And locking the now-gone door behind me I walked away.
The rain was pouring down But it never touched the ground. The clouds only slowly sucked it in. The fragile boxes that leaned against the doors Were the homes of those That had survived the 30-second wars.
As I looked up at the sky, The black no longer blue, I saw what I thought was the sun, But no one really knew.
From somewhere I heard a lark scream. But under the circumstances It must have been a dream. Under the circumstances It must have been a dream.
And I thought about her then, On the sofa in the den, And leaving my now-gone life behind me I passed away.
(From Free Verse, Poems of Early Youth, Adolescense and Cold War Fears)
THE AUTHOR READS HIS POEM
Arte digital por Yuri Shwedoff
UN TESTIGO DE PASO
Por Oliver Caspers
De ninguna manera habríamos podido escapar. Recuerdo nuestros últimos momentos juntos. Tomados de la mano, estábamos sentados preguntándonos por qué Teníamos que morir hoy. Entonces, poco a poco, la vi derretirse.
Y entonces dejé su cuerpo en el sofá de la sala Y cerrando con llave la puerta ahora desaparecida tras de mí Me alejé.
La lluvia caía a cántaros Pero nunca tocaba el suelo. Las nubes solo poco a poco la absorbían. Las frágiles cajas apoyadas en las puertas Eran las casas de los que Habían sobrevivido a las guerras de 30 segundos.
Cuando miré al cielo Negro, ya no era azul, Vi lo que pensaba que era el sol, Pero nadie realmente lo sabía.
Desde algún sitio escuché un grito de alondra. Mas dadas las circunstancias Debió haber sido un sueño. Dadas las circunstancias Debió haber sido un sueño.
Y pensé en ella entonces, En el sofá de la sala, Y dejando mi vida ahora desaparecida tras de mí Fallecí.
(De Verso Libre, Poemas de Primera Juventud, Adolescencia y Miedos de la Guerra Fría)
Oliver Caspers was born in Duisburg, Germany, in 1970, spent the first eight years of his life in Cologne, and then moved to New York with his parents in 1979. After his return to Germany in 1993, Oliver moved to Freiburg in Breisgau, where he received his master’s degree in philosophy and English philology. His profession is that of a trainer, coach and process consultant, who supports others in their personal and professional growth and development. This focus has afforded him the opportunity to work worldwide with a wide variety of people for over 20 years. He loves his wife and daughter and enjoys writing poems, stories, books, songs, and music. He plays piano, guitar, and tennis, enjoys skiing, does kung fu, and loves the ocean and the mountains.
Por Oliver Caspers
¡Te saludo, reino del sol!
De nuevo he venido a verte reinar
Estoy aquí a las puertas del alba,
Tus rayos de luz guardan mi calor.
.
Te doy las gracias por todo lo que has hecho,
Porque sin ti no podría haber llegado.
La oscuridad ha sido desechada
Y tu luz dorada está aquí para quedarse.
.
Mientras paso por la puerta en silencio
Lejos de la ira, el dolor y el odio,
Queda atrás el mundo de la Muerte
Donde incluso el amor era ciego.
.
Ahora estoy dentro de la luz,
Para eso no he tenido que luchar,
Ha salido del fondo de mí mismo
Al fin un libro tomado del estante.
.
Ya no estoy dormido, parece
Que ahora tuviera alas tejidas de sueños,
Las despliego y salto desde muy arriba
A la vorágine…
… ¡y vuelo!
TRADUCCIÓN DE MAR MARTÍNEZ LEONARD
De Free Verse – Cold War Fears 1985-1986 (Verso Libre – Miedos a la Guerra Fría 1985 – 1986)
Foto de Galileo Contreras – Photo by Galileo Contreras
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Sobre el Autor
Oliver Caspers nació en Duisburgo, Alemania, en 1970, pasó los primeros ocho años de su vida en Colonia y luego se mudó a Nueva York con sus padres en 1979. Tras su regreso a Alemania en 1993, se mudó a Friburgo en Brisgovia, donde recibió una maestría en filosofía y filología inglesa. Su profesión es la de formador, coach y consultor de procesos, dando apoyo a otros en el crecimiento y desarrollo personal y profesional. Este enfoque le ha brindado la oportunidad de trabajar por todo el mundo con una gran diversidad de personas durante más de 20 años. Ama a su mujer y a su hija, y le divierte escribir poemas, cuentos, libros, canciones y música. Toca el piano y la guitarra, juega al tenis, le gusta esquiar, practica kung fu, y está enamorado de las montañas y del océano.