
Nueva York, ciudad de artistas
que cantan en un tren a Brooklyn.
.
Mi corazón, solitario
pero envuelto por el eco de pasos
atropellados contra el tráfico
en un segundo neoyorkino.
.
Veloz y luminosa
mi pisada sobre la calzada azul
sube junto a un suspiro
hacia el perfil infinito de Manhattan.
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Nueva York, ciudad de multitudes risueñas
que roban nombres al comprar limonada
en Chick-fill-A.
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Nueva York, ciudad de espejos en el cielo
y ciudad de soñadores que inventan ciudades
en sus noches en blanco.
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Nueva York es un piano tocando despacio
las últimas notas de la que podría ser
pero aún no es, nuestra canción.
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Nueva York es mi mejor amiga
regalando vidas a animales domésticos abandonados,
y también es ella rescatando almas
sin saber cuando parar, ni poder parar de rescatarlas.
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Nueva York es solitaria,
azul, soñadora, bella,
inmensa e imparable:
es un tren a Brooklyn,
es un corazón roto,
es una carcajada creativa,
es un piano en McDonalds,
es volar por el cielo
sin poder parar de cantar,
de reír, de escribir o de soñar.
Poema e imagen: Mar Martínez Leonard